Durante siglos, su Palabra bienaventurada, viva y escrita, ha relatado la historia de su amor creador y redentor, e invitado fervorosamente a los hombres a acudir a él para hallar justicia, paz y descanso.
Preeminentemente, se destaca a través de los siglos el Testigo Fiel y Verdadero, nuestro Señor Jesucristo, la Palabra de Dios encarnada, la plenitud de judíos y gentiles.
Siguiendo en orden al Hijo divino, y mayor aún en su influencia directa, es la manifestación de la vida de nuestro Señor entre los hombres. Dios se deleita en tomar al ser humano imperfecto y transformarlo para “alabanza de la gloria de su gracia.” Lo hizo de una manera supereminente después de la resurrección de nuestro Señor. El testimonio de Dios en los apóstoles y evangelistas fue el testimonio de una humanidad regenerada, creada de nuevo y engrandecida. Al pescador, al escriba, al estudiante, al médico, al hacedor de tiendas, habían sido reveladas visiones de Dios; y esas visiones, en el poder de Cristo, hicieron de los hombres que temían a Dios, pero no temblaban ante el rostro de los hombres, seres que moldearon los siglos siguientes.
A sus volúmenes maravillosamente instructivos de la serie: Patriarcas y Profetas, El Deseado de Todas las Gentes y El Conflicto de los Siglos, la autora añadió Los Hechos de los Apóstoles, donde estudia los anales de los que testificaron por Dios después de la vida de nuestro Señor.
Este libro inspirado arroja raudales de luz sobre la iglesia apostólica y el portentoso significado que tiene para nosotros en este tiempo. La iglesia militante exige una iglesia triunfante. En toda su guerra, sus pruebas, sus derrotas, ha tenido la visión de su victoria.
<-----------------Descarga Ya!------------------->
0 comentarios:
Publicar un comentario