Comportamiento de los Hijos

Una amplia mirada al comportameinto dificil de nuestros hijos, Terapeuta Familiar Descifra los diferentes lenguajes con que nos hablan nuestros hijos no es fácil. Utilizan códigos de comunicación diferentes a los nuestros, entre otras cosas porque su aparato conversacional y sus recursos personales están en proceso de maduración y no poseen todavía las habilidades necesarias para expresar sus emociones y sus necesidades. Sin embargo, no resulta tan difícil de entender si nos fijamos en nosotros mismos como adultos, en la torpeza con que nos conducimos en la expresión de nuestras necesidades a alguien cercano, por ejemplo, a nuestra pareja. Si analizamos cómo resolvemos los conflictos de necesidades entre ambos, podremos observar que a veces, según las circunstancias y nuestro estado de ánimo, estallamos o nos retiramos en un mutismo letal. Esta no es una respuesta adulta. Eso es precisamente lo que les pasa a los niños, que reaccionan de una forma no adulta, porque son niños. Todavía les queda un largo camino por recorrer en que los padres y la vida les guiarán en aprendizajes fundamentales como aprender a autorregularse, a pedir lo que necesitan, a sostener la frustración de no obtener lo que quieren, a manejar, expresar y canalizar adecuadamente la ira, etc. Los niños expresan sus necesidades a través de su comportamiento. Es poco probable que digan: “Necesito que me dediques más atención”; para ellos es más fácil gritar o pegar. Tenemos que aprender a reconocer las necesidades ocultas, tanto de nuestra propia conducta como de la del niño, particularmente en situaciones conflictivas. Tal vez entonces podamos atenderlas adecuadamente. Si solamente respondemos al comportamiento superficial, las necesidades más profundas no serán satisfechas. Y es precisamente la satisfacción de las necesidades profundas lo que nos proporciona paz y sosiego. El uso de la expresión “mal comportamiento” no nos ayuda a comprender una conducta difícil. Lo que denominamos “mal comportamiento” es el intento del niño de satisfacer sus necesidades de una manera inaceptable para nosotros. Entender las razones por las que los niños se portan de manera inadecuada pasa por pararnos a pensar qué ha provocado ese comportamiento. Al principio, pensar en esto es difícil, ya que normalmente reaccionamos de manera casi automática. Además, la cotidianidad en la educación exige muchas veces respuestas rápidas. Sin embargo, nos haremos un favor a la larga si dedicamos unas semanas a observar a nuestros hijos (y a nosotros mismos) analizando qué provoca los comportamientos que nos disgustan, y qué necesidades evidencian. Esta reflexión nos ayudará a enfocar el problema y a elegir un plan de actuación adecuado
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